tierra prometida – vida en soledad

El sueño de salir a buscar más y mejores oportunidades viene con su gotero de autodestrucción. Es fácil caer en el juego de aspirar a un crecimiento desmedido, en tanto suene provechoso y competitivo. Es fácil perder el piso, aunque este nos asegure salud y equilibrio. Por que claro, la ambición es bien reconocida, y el confort es el hijo menos querido.

¿Hasta dónde es saludable la ambición que nos destierra?

Muchos salimos de casa con una maleta de sueños y de esperanzas, muchos más con un morral de responsibilidades que pesan. Caminos que no a todos nos llevarán de vuelta, pero iluminarán nuestros destinos, aunque sean en otras tierras.

¿Qué costo tiene vivir foráneo?

La seguridad, la calma, la oportunidad. Todo sabe a nuevo y desconocido, hasta que el invierno se roba el sol por meses, y en el silencio hay que encontrar tu voz de nuevo, y hay que labrar ese camino de experiencias, y de amistades, desde cero.

Hay mucho más que un sol saliente en el atardecer que nos cautiva. Más que la creencia de un nuevo mañana, hay un inminente final que se lleva con la luz nuestra confianza, y nos deja a cambio, esperanza.

Corazón forastero

Es la tierra de las oportunidades y las utopías, de las decisiones y los desafíos. De distancias que se miden en suspiros. De llamadas que saben a abrazos. De relaciones que penden de un hilo, de charlas silenciosas con portaretratos.

El destino

Eterna lucha de poder sobre quien decide el camino. Los sueños, el corazón, las responsabilidades, el universo, o el intestino. Decisiones que se toman a sorbos, piedra a piedra, construyendo castillos.

Salir de casa está predicho. Diseñar sueños propios, conquistar el rumbo que perseguimos. Sin importar quien establece las reglas, somos quien decide cada paso, y en el tiempo, quien recibe el golpe de la distancia.

Empezar de cero, relaciones y retos. Dejar atrás personas, lugares y momentos. Empezar de nuevo, cada día, bañando nuestro corazón de recuerdos, y nuestro andar de motivos.

En la lejanía, la soledad deja de ser tu sombra para ser tu compañía. En la timidez tu mejor aliada, y en la multitud tu consciencia.

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