Así se forjan las miradas firmes, con ríos de agua salada, con abrazos reprimidos, con despedidas sin sentido y con besos convertidos en suspiros; así se forjan los temples de acero, con corazones rotos, con miedos erizando nuestro cuerpo, con pequeños, grandes y a veces, recurrentes tropiezos; así se sigue adelante, manteniendo los sueños vivos, procurando un corazón humilde, levantándose cada vez que se ha caído y emprendiendo nuevamente el vuelo.
Entre caídas y comienzos
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